Estás en un día en el spa, rodeado de un aire de tranquilidad y bienestar. El primer aroma que percibes es el del neroli, una fragancia floral y cítrica, llenando el espacio con una sensación de paz y pureza.

A medida que te relajas, comienzas a notar las notas de menta silvestre, que aportan un toque revitalizante y fresco, como una brisa refrescante.  Este aroma energizante despierta tus sentidos, renovando tu energía y espíritu.

Luego, emergen las notas terrosas y amaderadas del vetiver y la madera de cedro, envolviéndote en un abrazo reconfortante que te conecta con la naturaleza, creando una atmósfera de serenidad y estabilidad.

La fragancia se enriquece con la dulzura cálida y especiada de la haba tonka, que añade un toque suave y reconfortante, como una caricia suave sobre la piel. Esta dulzura se mezcla armoniosamente con el aroma húmedo y verde del musgo de roble.

La combinación de estos aromas crea una experiencia sensorial completa, llevándote a un estado de relajación profunda y bienestar absoluto. En este spa imaginario, cada respiro te sumerge más en un mundo de calma y rejuvenecimiento, donde los aromas te guían hacia un equilibrio perfecto entre cuerpo y mente.